La Biblia decía que la Tierra era redonda en
Isaías 40:22: "Dios está sentado sobre el círculo de la Tierra." En
Job 26:7 dice: "Dios extiende el norte sobre el vacío, cuelga la Tierra sobre nada."
Esto concuerda con lo que los astronautas han visto y difiere totalmente de la cosmogonía mitológica de otras culturas como la de los hindúes que creían que la Tierra era plana y que la aguantaban cuatro elefantes sobre una tortuga en el mar.
Los seis días de la Creación de Génesis coinciden con las seis eras de la Tierra de las que hablan los geólogos. Incluso, el orden de los acontecimientos que aparece en el capítulo primero de Génesis concuerda con el orden aceptado por los científicos.
Primero; la Tierra envuelta en gases pesados y agua, luego luz, vida vegetal, luego el sol y la luna discernibles en la expansión, el comienzo de las estaciones, animales acuáticos, vida animal terrestre, y finalmente el hombre. ¿Qué probabilidades tenía el autor de Génesis de adivinar este orden? Las mismas que tendría el que metiera bloques marcados del uno al diez en una caja con los ojos vendados, en el orden correcto.
La posibilidad de hacer esto en el primer intento es de 1 sobre 3,328,800! La Biblia es hasta anatómicamente exacta. En
Job 19:20 dice: "Me escapé de la muerte con la piel de mis dientes." La Enciclopedia Americana, tomo 26, página 321, edición de 1956 dice: "Sobre la superficie del esmalte de los dientes hay una piel fina, o capa, llamada menbrana de Nasmith, micróscopica."
¿Cómo lo supo Job? Alguna gente señala que ciertos relatos bíblicos se repiten en otras culturas. Por ejemplo, la epopeya de Gilgamesh de los babilonios habla de un diluvio, igual que el Popol Vuh de los indios mayas. Concluyen entonces que la Biblia se copió de estos pueblos paganos. ¡Nada más lejos de la Verdad! Por el contrario; si realmente hubo un diluvio universal, era de esperarse que cada pueblo de la Tierra tuviera un registro de ello.
Esto es mucho más lógico que creer la insensatez de que los mayas se pusieron de acuerdo con los hebreos que estaban a miles de kilómetros de distancia y que hablaban un idioma distinto para contar exactamente el mismo cuento. En Mateo
24:29 dice: "las potencias de los cielos serán conmovidas."
Nunca en toda la historia los cielos fueron tan estremecidos literalmente como cuando se lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima en 1945.
La palabra que la Biblia usó para cielos fue "ouranon" que significa uranio; el elemento del que se sacó la bomba atómica.
¡La maravillosamente exacta Palabra de Dios nos sigue sorprendiendo!
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